• ¿superar una infidelidad?

La demanda de terapia de pareja por infidelidad de uno de los miembros es más común de lo que pudiese intuirse. Por el contexto cultural en que nos encontramos tiende a darse por hecho que es un motivo directo de ruptura, sin contemplaciones.

Sin embargo, la infidelidad puede operar como una gran crisis dentro de la historia de la pareja, difícil de resolver y con un gran impacto emocional sobre la parte que sufre el engaño, pero en algunos casos y con las condiciones adecuadas puede llegar a superarse e incluso ser generadora de una gran catarsis que ayude a renegociar los términos del contrato de la relación, colocando el engaño como un episodio superado, aceptado, perdonado y cerrado.

En la base de una relación de pareja se coloca habitualmente como requisito el compromiso con el otro, lo que lleva implícito el establecimiento de lealtades entre los miembros. Hablar de lealtad es hablar de fidelidad, honestidad y respeto por el otro en todos los sentidos, va más allá de la fidelidad sexual e incluye colocar a la pareja por delante de antiguas lealtades como pueden ser aquellas establecidas con la familia de origen, las amistades o hacia anteriores relaciones.

Solo a través del establecimiento de lealtades es posible sentar las bases de la confianza plena en el otro y en la relación, lo que permitiría una vivencia de estabilidad y seguridad emocionales, imprescindibles para no “volverse locos” por la incertidumbre y caminar juntos hacia un proyecto de pareja en común.

La infidelidad supone directamente una ruptura en la confianza, se cae uno de los pilares más importantes que la sostienen y el trabajo a realizar en terapia resultará arduo e intenso. Sólo cuando contamos con una gran implicación por parte de la pareja para restaurar los daños provocados podemos buscar a través de la terapia el restablecimiento de esa necesaria confianza en el otro.

Sin lugar a dudas el recorrido que la pareja debe poder hacer con el terapeuta pasa por la aceptación del engaño, la pareja debe tomar conciencia de la importancia del asunto, sin banalizar ni relativizar el asunto; el reconocimiento de la responsabilidad por parte de quien opera el engaño por haber roto el compromiso de fidelidad, de forma sincera y firme; la reparación con plena conciencia de que la pareja va a necesitar pruebas contundentes que lleven a reparar el daño y por último el perdón, no un perdón falso ni superficial sino verdadero, aquel que consiga cerrar el duelo de forma consistente y que no aproveche para vivir de sus rentas en momentos de conflicto.

Sin lugar a dudas el recorrido que la pareja debe poder hacer con el terapeuta pasa por la aceptación del engaño, la pareja debe tomar conciencia de la importancia del asunto, sin banalizar ni relativizar el asunto; el reconocimiento de la responsabilidad por parte de quien opera el engaño por haber roto el compromiso de fidelidad, de forma sincera y firme; la reparación con plena conciencia de que la pareja va a necesitar pruebas contundentes que lleven a reparar el daño y por último el perdón, no un perdón falso ni superficial sino verdadero, aquel que consiga cerrar el duelo de forma consistente y que no aproveche para vivir de sus rentas en momentos de conflicto.

La infidelidad puede pegar duro a la pareja pero también es posible superarla. A pesar del dolor que provoca y los duelos que deben hacerse durante el proceso, eso sí, solo podrá elaborarse en tanto en cuanto ambos se abran a la idea de que, si bien no es algo aceptable, es sin duda una situación en la que cualquier persona podría en un momento de su vida encontrarse, sin juicios.

En algunos casos la infidelidad funciona como causa para salir de una relación ya dañada y empobrecida, de manera que sólo podrá superarse cuando el amor entre los miembros de la pareja sea aún más fuerte que el enfado, la rabia y el deseo de venganza.

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